Así como Daniel Barrea en la primera jugada del segundo tiempo, así jugó Atlético Tucumán durante todo el primer tiempo. Errático y muy parsimonioso. Nunca se enchufó en esos primeros minutos en el Malvinas Argentinas y por eso terminó coqueteando con la derrota.
Godoy Cruz por su parte, tampoco estuvo con todas las luces encendidas. Si bien el “Tomba” pelea por un cupo en la Copa Libertadores (es el segundo en la tabla anual) nunca impuso condiciones. Eso ayudó a que el partido sea soporífero, ideal para pasar una noche de Halloween sin pesadillas. Más de uno habrá pegado algún que otro bostezo, el partido no invitaba a más.
En líneas generales y por los 90 minutos, el partido fue bastante chato, de hecho los goles llegaron gracias a los errores defensivos de ambos equipos. El que le sacó la modorra al partido fue Roberto Fernández. El uruguayo se anticipó a todos en el área chica y dejó sin chances a Tomás Durso. Pero todo había iniciado en una pérdida de Mateo Bajamich con el equipo saliendo del fondo. Barrea limpió para Santino Andino que dejó pintado a Moisés Brandán, tiró el centro y Fernández definió.
Ni hablar del gol de Marcelo Estigarribia. Todo obra y arte de Barrea, que a los 15 segundos del complemento intentó jugar con Franco Petroli pero dio un pase muy displicente que fue interceptado por el “19” que eludió al arquero y empató el partido. Ese gol tempranero auguraba un segundo tiempo más emotivo y así fue, hubo situaciones en los dos arcos.
Entre el palo y el travesaño salvaron a Durso, que nada hubiera podido hacer ante los remates de Andino, en el arco del frente Petroli le tapó un buen cabezazo a Bajamich y Estigarribia se perdió una chance inmejorable tras una habilitación de Mateo Coronel, que fue el más peligroso de Atlético.
Otra vez Facundo Sava demoró en hacer los cambios. El equipo empezó a mostrar signos de cansancios y pese a tener oportunidades, se lo notó muy errático en el último toque. Si bien es cierto que Godoy Cruz tuvo varios errores en la marca, el equipo necesitaba piernas frescas y mentes lúcidas para poder llegar con claridad al arco local y dejar de dilapidar las opciones que ofrecía el rival. Eso finalmente nunca sucedió.
Las variantes recién llegaron a los 36’ del complemento, demasiado tarde para poder modificar el trámite del partido. Franco Nicola y Tomás Castro Ponce le dieron otra dinámica al medio, pero no hubo tiempo para más oportunidades para el “Decano”, sí para el local, porque Andino fue el mejor de la cancha y así como volvió loco a Brandán en la primera parte del partido, el corrimiento de Breitenbruch hacia el lateral derecho no fue solución. El “27” continuó gambeteando y sacándose jugadores de encima como si nada. El vértigo que le imprimió al ataque el jugador de 19 años fue lo más destacado de la jornada.
Cuando Bryan Ferreyra, de correcto debut en Primera, marcó el final del partido, todos los jugadores quedaron mirando al piso. No festejó ni uno ni otro. Ambos tenían la necesidad de sumar de tres para seguir con sus objetivos, pero dividieron en la noche mendocina y por eso las caras largas.
Sumar cuatro puntos en dos partidos será muy positivo para Atlético si el lunes puede volver al triunfo. No hay que perder de vista que el “Decano” venía de cuatro derrotas y un empate en los cinco partidos anteriores. Mientras las matemáticas lo permitan, el sueño copero seguirá latente, pero lo cierto es que el equipo anoche en Mendoza trabajó bien el partido, caminó por la cornisa en algunos tramos y lo tuvo a tiro para dar vuelta la historia. Le faltó un poco de convicción para ir a buscarlo, teniendo en cuenta que las chances se van agotando y el final del campeonato ya asoma en el horizonte.